El segundo concierto de esta
temporada del ADDA nos ha traído a la Hungarian Symphony Orchestra, dirigida
por András Keller. También hemos podido escuchar al solista violín Maxim
Fedotov. Y digo escuchar en el sentido literal, porque, al menos yo, no pude
ver. Nos parece absolutamente
lamentable que la Diputación de Alicante, que en conciertos anteriores había
acreditado a nuestra querida revista Culturamas -para cubrir el Festival de
Música de Alicante- haya decidido por medio de su Gabinete de Comunicación, y
en concreto por medio de la actual Jefa del Gabinete Ana Jover Sapena, cerrar
las puertas a este medio de comunicación tan libre e
independiente, un medio de alcance nacional y no solo local, no concediéndonos
esa acreditación; pero por supuesto, lo que no podrán evitar es que lo
cubramos, que es, al parecer, lo que la Sra. Jover en realidad quiere. Como
decía Chanquete, “no, no nos moverán”, y tampoco nos dejarán fuera.
Hungarian Symphony Orchestra |
La experta musical que suele
acompañarme a los conciertos y con quien intercambio opiniones, amistad y
crítica, pudo finalmente entrar por sus medios y sentarse en una butaca
decente, sin embargo yo no tuve tanta suerte, y es en este punto donde me gustaría
compartir una divertida anécdota. Llegué a la sala sinfónica exultante tras
comprobar que esta vez me había sido asignada la fila 3 del patio de butacas,
por lo tanto me dirigí a mi lugar, pero me encontré a una persona mayor sentada
en mi sitio. Al preguntarle me requirió mi entrada y tras analizarla y con una
sonrisa taimada me dijo: “¿Pero sabe usted dónde le han sentado?, me temo que
en uno de los últimos palcos”, en ese momento no pude evitar comprobar que se
trataba de un representante de otro medio de comunicación por las inscripciones
del sobre de su acreditación, por lo tanto subí con resignación a la zona de
palcos y al encontrar el mío, vi a una pareja de mediana edad sentada en la
primera fila y volví a preguntar, la respuesta no pudo ser más divertida:
“Oiga, le prometo que hace dos minutos hablaba con mi mujer sobre si habría
algún lugar peor en todo el Auditorio, puesto que desde aquí apenas vemos un
cuarto de la escena y llegamos a la conclusión de que el peor de todos es este
palco, el número 3, y dentro de este palco el peor lugar sería la última fila,
menos mal que estamos en la primera…”, mi respuesta fue: “Gracias señores, yo
estoy en esa última fila”.
Juan Bautista Roselló Tent, actual Diputado de Cultura |
Juan Bautista
Rosello Tent,
actual Diputado
de Cultura
sin formación
alguna
específica
para el cargo
que ocupa.
Le siguen polémicas
sobre campos de
golf
en Benissa.
La moraleja ya la tienen, ese gabinete de prensa que lleva Ana Jover
Sapena, no admite protocolo ni hay un lugar asignado para los medios de
comunicación como el nuestro. La próxima vez temo que se me
asigne una butaca fija de espaldas al escenario y frente a un muro, pues, ahora
sí, no puede ser peor.
Enrique Ortiz y Sonia Castedo |
Enrique Ortiz, dueño del
70% del suelo alicantino,
en brazos de Sonia Castedo,
alcaldesa de Alicante,
imputados en el Caso Brugal
por presuntamente
amañar el plan
general de urbanismo
de Alicante
Y es que vivimos en una sociedad exenta de valores, donde
los escándalos políticos y de todo tipo siguen acuciándonos, y ya a estas
alturas nos hacen sentir impotentes, ajenos a un gobierno que
maquiavélicamente sigue expandiendo sus oscuros tentáculos en la
Comunidad Valenciana. Cuando
una ex periodista, como lo es Ana Jover Sapena, se convierte en directora de un
gabinete de comunicación de una diputación como la alicantina, hoy en día tiene
muy claro que lo que importa es “la pasta”, y a cambio de esa
pasta saben muy bien que hay que dedicarse a toda clase de miserias,
subterfugios e indignidades profesionales con el único objeto de poner
taparrabos a las desvergüenzas de los políticos de turno. No
sorprende, por supuesto, que el actual concejal de cultura, Juan Bautista
Roselló Tent, a cuyas órdenes funcionan estas cosas, sea un político sin
formación específica para el campo de las artes. De hecho, a
juzgar por los escándalos que tuvo que soportar bajo su mandato la alcaldía de
Benissa, cuando Roselló quiso construir a todo trapo “otro campo de golf” y la
ciudadanía le montó piquetes, lo suyo debería ser el área de urbanismo de la
diputación, y no la de cultura, donde es un cero a la izquierda.
Antes de entrar valorar el concierto, decir que hemos
echado muy en falta un buen programa de mano, y no un mini folleto como se
entrega, una ausencia que venimos notando desde la fundación de la casa de
conciertos, no sabemos si motivada por los tiempos de crisis en los que vivimos
o por el descuido de una organización que no se molesta en solicitar su
realización a nadie, pero es evidente que da una imagen al público muy
empobrecida de la representación musical, un púbico que también en crisis, no
olvidemos, paga su entrada. Al respecto, sacando números, el comisionado e
impresión de un programa de mano digno para cada concierto de la temporada
habría costado alrededor de 200 euros por unidad, lo que, con un total de 10
conciertos significaría unos 2.000 euros. Mucho menos -muchísimo
menos- de lo que cobra el diputado de cultura de Alicante cada mes, sin contar
dietas, desplazamientos y otras muchas gaitas sufragadas, o de lo que cobra la
Sra. Jover Sapena, y todo eso a cambio de no tener una formación específica y
concreta para llevar correctamente el área de cultura… Esto es la
política cultural española, y especialmente la alicantina. Así pues, a falta de
recortes de verdad donde debiera haberlos, no hay programa de mano en la sala
de conciertos de Alicante. Pero Alicante, ya lo sabemos y es de fama
nacional, es un lugar peculiar donde su gobierno mantiene como alcaldesa a una
política imputada desde hace años, y en el que se gastan 300 millones de euros
en unos estudios de cine que sólo han servido para engrosar las arcas de los
constructores bien avenidos con quienes ponían en marcha semejantes
gilipolleces. Sí, gilipolleces…
Francisco Camps en La Ciudad de la Luz |
Francisco Camps en los
malogrados estudios
Ciudad de la Luz, Alicante,
un agujero de 300
millones de euros
Este artículo continuará este próximo sábado
con una segunda parte “Apoptosis cultural alicantina-II” donde analizaremos el
concierto en profundidad, un concierto que no tuvo desperdicio.